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Dios te llama porque te ama.

Por amor, Dios siempre llama a cada uno de los hombres y mujeres por su nombre, de manera personal, y espera una respuesta concreta para colaborar con Él en la historia de la salvación de la humanidad.

Mano de Dios y hombre

Estemos atentos a la voz de Dios, atentos a su Palabra. Respondamos para realizar esa parte de la historia de la salvación para la que nos esta llamando.

Algunos elementos para el seguimiento:

La humildad: Cristo, quien "desciende hasta mí, es tan grande que se hace amigo mío, sufre por mí y muere por mí. Esta es la humildad que se debe aprender, la humildad de Dios. Quiere decir que debemos siempre vernos a la luz de Dios, así, al mismo tiempo, podemos conocer la grandeza de ser una persona amada por Dios, pero también nuestra pequeñez y pobreza, y así comportarnos justamente, no como patrones sino como siervos".

La dulzura: "es una palabra cristológica que implica nuevamente imitar a Cristo, encontrar este espíritu de ser dóciles, sin violencia de convencer con el amor y la bondad".

La magnanimidad: “quiere decir la generosidad del corazón, no ser minimalistas que dan solo lo que es estrictamente necesario: démonos nosotros mismos con todo lo que podamos para crecer también nosotros en esta virtud".

Soportarse unos a otros: "es una tarea de cada día, soportarse en la propia alteridad, con humildad, aprender el verdadero amor".

Tomado de: aciprensa

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