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¿Qué es la Vocación?


1. LO QUE CASI TODOS PIENSAN

¿Vocación = realización personal?

Hay quien concibe la vocación como el camino de vida que uno debe elegir para desarrollar al máximo sus cualidades o aptitudes personales. La opción vocacional se caracterizaría así como autorrealización, es decir, la opción de darte a ti mismo la oportunidad de vivir con plenitud. Es una visión inmanente, pues sólo considera lo que la persona tiene como posibilidades para elegir, pero no mira hacia fuera: a la sociedad o la historia.

¿Vocación = opción altruista?

Otro concepto hace de la vocación una cuestión de generosidad. Se trata entonces de ser buena persona y lanzarse a buscar el bien de los demás por medio de una profesión o modo de vida.

Es una visión más trascendente, porque hace salir a las personas de sí mismas para que adquieran sensibilidad ante las necesidades de los demás.

Pero cimentar la propia vocación sobre la generosidad es arriesgado, porque habitualmente las personas flaqueamos en nuestros buenos propósitos o llegamos a cansarnos.

¿Vocación = profesión?

Es frecuente reducir el concepto “vocación” al campo profesional- ocupacional. Desde este punto de vista la orientación vocacional se convierte en una simple ayuda para elegir un oficio o carrera, y, lógicamente, se limita a los momentos puntuales en los cuales los jóvenes están en situación de elegir.

Así se desfigura el sentido más profundo y vital de la vocación: es reducida a la simple realización de algunas tareas, carente de una significación más profunda.

¿Vocación = gusto?

Este es otro concepto erróneo que circula por ahí: la vocación es cuestión de gusto. Es realizar aquello que divierte o fascina. Se trata de encontrar un espacio donde expresar las inquietudes y explotar las capacidades, donde trabajar sea un auténtico placer. Es un concepto que fácilmente se idealiza al no tener contacto con la realidad. Se podría estar buscando ese lugar fantástico donde todo es gustoso y sencillo.

¿Vocación = forma o estado de vida?

Se utiliza el vocablo “vocación” también refiriéndose a las diversas formas de vida. Así, hemos oído hablar de la vocación al matrimonio, al celibato, a la maternidad.

Este sentido de la palabra tiene la ventaja de que le da una mayor profundidad. La vocación se comprende como una realidad vital, que marca a la persona para toda la vida y engloba todo lo que ella es. El punto central de la vocación sería así la opción por un modo de vida que tiene rasgos de definitividad.

También esta definición es incompleta. Las formas de vida son cauces por los que una persona vive su vocación. Son parte de la vocación, pero no la definen.

¿Vocación = privilegio?

Al interpretar la vocación desde un punto de vista religioso no es raro que se la considere como el privilegio que Dios concede a algunas personas escogidas. Un tesoro muy especial que no es nada frecuente que no es nada frecuente y que conviene guardar con sumo cuidado. Habría personas que habrían recibido semejante privilegio y por ello pertenecen a otra categoría, se separan de los demás como personas señaladas o extraordinarias.

Desde una visión tal, se puede llegar a un extremo en el que se considera que la vocación nos coloca por encima del resto de las personas.

¿Vocación = algo sagrado?

Hay personas, que, al oír la palabra “vocación” la relacionan inmediatamente con lo sagrado. Para ellos la vocación por antonomasia es la sacerdotal porque está en contacto frecuente con las cosas sagradas. En todo caso piensan en la vocación religiosa.

Es la verdad que toda vocación es cosa de Dios, y por tanto sagrada, pero esto no puede restringirse a unas vocaciones excluyendo a otras.

2. CONCEPTO AUTÉNTICO

VOCACIÓN ES:

· Un acontecimiento. La vocación acontece en la vida del hombre. Queremos decir que sucede como algo nuevo, rodeado de circunstancias históricas, sucede en el tiempo. Por ello es preciso descubrirla, discernirla, disponerse para entrar en dialogo.

· Un acontecimiento misterioso. Es decir, que se comprende solamente desde la conciencia de la presencia de Dios. No se dice misterioso como si fuera misterioso u oculto exactamente lo contrario: el misterio de la vocación ilumina grandemente la vida del hombre y todas sus circunstancias, da claridad y seguridad para obrar, da sentido claro a la vida.

· El hombre como actor. Aunque es Dios quien llama, evidentemente el hombre tiene calidad de persona actuante, de colaborador con Dios en el misterio de su vocación. Es el hombre y su conciencia quien realiza un proyecto vocacional por voluntad de Dios. Por ello el hombre tiene la responsabilidad de acoger el llamado que se le hace.

· Dialogando con Dios. La relación de con Dios es fundante para el hombre. Es una de las características que lo definen: es hombre porque puede relacionarse consigo mismo, con los demás y con Dios. Para un cristiano, y para cualquier hombre normal, la voz que llama implicando toda su personalidad y su vida, solamente puede ser de Dios.

Dialogar con la historia, consigo mismo es, en síntesis, dialogar con Dios que llama. Aun más: las situaciones, los acontecimientos, las inclinaciones y aptitudes son signos o mediaciones en las que Dios nos manifiesta lo que quiere de nosotros.

· Una misión. La vocación se caracteriza como una realidad. Dios llama a todas las personas motivado por el amor a ellas y al pueblo entre el cual viven, pero la vocación no es un simple privilegio, tiene un último destinatario: el pueblo. El hombre es llamado por Dios y es enviado a la vez por Él que llama para enviar. Vivir una vocación es así asumir una misión en medio del mundo, remediar una necesidad o para comunicar un mensaje.

· Una respuesta concreta. La respuesta humana e un componente esencial de la vocación. Por tanto, si no hay llamado de Dios no hay vocación, como no la habría sin respuesta del hombre. La vocación es la conjunción de estos dos elementos: humano y divino. Dios toma la iniciativa, es verdad, pero toma en cuenta al hombre. Nos ama y respeta y nos invita a colaborar con Él.

Algunas consecuencias

· Para quien adquiere conciencia del llamado de Dios, Dios y los signos de su presencia serán siempre su única seguridad; lo demás perderá solidez.

· La persona llamada es alguien que ha salido de sí y de sus intereses para buscar los intereses de Dios que son los mismos intereses del pueblo.

· La vocación implica la dedicación de las personas con todo lo que ellas son. Por ello no se puede decir que “tengo vocación”; más bien hay que reconocer que la vocación nos tiene, nos posee y nos destina a dar unos frutos concretos.

· Se parece a un enamoramiento, en que todas las cosas son interpretadas desde el amor.

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