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Amigo, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, siendo así que sólo una es necesaria.

Homilía pronunciada por el Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, en el Seminario de Cristo Rey de Vocaciones Adultas

Martha-Mary-JesusMarta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”, Jesús está en Betania en casa de una familia muy amiga, la casa de Marta y María, hermanas de Lázaro, en quienes Jesús se apoyaba para realizar su ministerio. Jesús también nos visita a nosotros, está presente en nuestra celebración y realmente nos considera sus amigos. Nosotros somos amigos de Jesús y a nosotros nos dice estas mismas palabras: amigo, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, siendo así que sólo una es necesaria. Y esto es cierto, sobre todo en nosotros, los que vivimos en esta gran ciudad, nos afanamos y nos angustiamos por muchas cosas y en ocasiones descuidamos lo que realmente es importante.

En la famosa novela La Peste, de Albert Camus, un personaje pronuncia la frase: “O existe Dios, y entonces hay que rezar, o no existe Dios, y entonces hay que luchar. Pero no sólo este escritor famoso se va a los extremos, nosotros también con frecuencia elegimos la bifurcación de rezar o trabajar. La anécdota de Marta y María que acabamos de escuchar, se presta mucho para analizar esta cuestión. A simple vista pareciera que también nos invita a tomar uno de los extremos, pero si leemos la narración evangélica en el contexto de toda la vida de Jesús, llegaremos con facilidad a la síntesis.

La frase de Jesús a Marta no trata de echar por los suelos la actividad cristiana, sino de poner el acento del cristianismo donde debe estar. Cuando leemos los evangelios completos descubrimos a un Cristo que “no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar la vida por los demás”, encontramos a un Jesús que se ha volcado, se ha vaciado totalmente de sí para darse a los demás, hasta caer rendido de cansancio, hasta derramar la última gota de su sangre. El seguidor de Cristo sabe que no puede quedarse encerrado en sí mismo, sino seguir las pisadas del Maestro “el Siervo de Dios” servidor de los hombres. Pero ese servicio a la sociedad, esa compasión por las multitudes enfermas y hambrientas en Cristo brota de su obediencia al Padre, brota de querer hacer lo que a su Padre le agrada.

En la sentencia de que “Una sola cosa es necesaria”, Jesús nos está diciendo que nuestro compromiso y nuestra lucha por los derechos humanos y por el progreso de nuestra sociedad no puede quedarse en un humanismo materialista. Si queremos la dignificación del ser humano en su integridad, que es cuerpo y alma, tiempo y eternidad, exigencias materiales y espirituales, necesitamos vitalmente el contacto con Dios por la oración, necesitamos la luz imprescindible de la Palabra de Dios, necesitamos contemplar el rostro de Dios y contemplar su proyecto de salvación.

No basta salvar al hombre mutilado, arrancarle de las injusticias, elevar su nivel de vida material, librarlo de la incultura y del hambre. Todo esto está muy bien, pero hay que llegar a las demás dimensiones del ser humano, para que encuentre su trascendencia, su espiritualidad, su eternidad, la fuente de la vida, que encuentre a Aquel que lo hizo a su imagen y semejanza, a Aquel que le puede dar sentido a toda su existencia.

Cuando leemos el evangelio completo podemos responder al planteamiento que nos hace el filósofo Camus. San Benito dio la respuesta quince siglos antes con su famosa síntesis: “Reza y trabaja”. No se trata de dejar la plegaria para volcarse en la acción benéfica social, comprometida a favor del cuerpo, de la justicia, del bienestar. Ni es cuestión de alejarse del trabajo para sumergirse en la contemplación. Se impone el binomio oración-acción; una acción guiada por la oración, un trabajo humano iluminado por la Palabra Divina. San Ignacio de Loyola nos expresa la misma síntesis con la fórmula tan conocida de ser “contemplativos en la acción”, o como dicen los adagios: “reza, pero no dejes de remar hasta llegar a la orilla”: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Es necesario el equilibrio entre la vida activa y la vida contemplativa. Los que suben a la barca lo saben muy bien: “si reman de un solo lado, se corre el riesgo de no avanzar, de estar dando vueltas en un pequeño círculo, si se usan los dos remos equilibradamente, ciertamente se avanzará”.

orarjoven “María escogió la mejor parte”, María escogió escuchar a Jesús, contemplar a Jesús, permanecer con Jesús y al elegirlo a Él, optó por su Reino, por hacer su voluntad. Esa parte mejor por María, San Pablo hoy la ha expresado en la carta a los colosenses diciéndonos que “Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria”. O sea, el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde los siglos y generaciones se nos ha revelado en Cristo. Él es la mejor parte, Él es lo más grande, lo verdaderamente necesario, Él es la esperanza de la gloria. “María escogió la mejor parte” ¿Nosotros, ya escogimos también la mejor parte, ya descubrimos lo verdaderamente importante, o seguimos angustiados haciendo sólo lo urgente?

+ Norberto Card. Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México

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